Este código debe su nombre a que perteneció al reformador Teodoro di Beza. Nacido en Ginebra el 24-6-1519, calvinista, discípulo amado de Calvino, Director de’ Academia Teológica de Ginebra, hizo un regalo de eso, en 1581, en la Universidad Inglesa de Cambridge (donde se guarda actualmente). De ahí el nombre Cantabrigiensis (” de Cambridge” ). Beza escribió, en la carta de presentación al código, que fue robado por los hugonotes, al monasterio de Sant'Ireneo en Lyon, durante la guerra del 1562. Beza creyó, también, que el manuscrito se mantuvo sin usar durante mucho tiempo en el monasterio, cubrirse de polvo. Parece, al contrario, que el código se utilizó en el 1546 en el Concilio de Trento, debido a una lección de latín de Giovanni 21 respaldado únicamente por el texto griego del código. Probablemente, entonces, el código estaba en Italia a mediados del siglo XVI. Michele Serveto también vino de Lyon (Michela Servetus), quemado en la hoguera en la Ginebra calvinista de aquellos años. Beza escribió en defensa de esta ejecución..
Según K. e B. Además, el códice habría sido copiado en Egipto o en el norte de África por un copista cuya lengua materna era el latín.. Las correcciones, que interesan más el texto griego que el latino, se refieren principalmente a Lucas y Hechos y parecen ser el fruto del trabajo de un teólogo experto. Actualmente, el códice tiende a fecharse en el siglo quinto.. El texto es bilingue, Griego y latín. El texto griego está en el “lado del honor”, el de la izquierda. El texto latino depende del griego, y difiere de todos los demás textos de la tradición textual latina del NT. El manuscrito está en pergamino, y cuenta 415 hojas de 26×21,5 cm. El texto está en una columna por página., con líneas de diferentes longitudes, correspondiente a unidades de significado, para facilitar la lectura durante el servicio de adoración. El Código de hoy contiene solo los cuatro evangelios (en el siguiente orden: Matteo, Giovanni, Luca, Marco), los Hechos de los Apóstoles y algunos versículos latinos del 3 de Juan (vv. 11-15).